
Los géneros y los temas pictóricos fueron objeto de la tratadística académica, y clasificados jerárquicamente. Por mucho
que los movimientos rupturistas de la pintura contemporánea pretendieran rebelarse contra todo tipo de ataduras, era imposible que dejaran de referirse a ellos, aunque fuera para subvertirlos. La repetición de temas, y muy a menudo la referencia explícita a las formas en que se habían tratado en la historia de la pintura; incluye a muchos de ellos en una tradición secular que se reinterpreta de distintas formas.
Locus amoenus

La representación de escenas plácidas en las que un grupo de personas se solazan en la naturaleza o en jardines, siguiendo el tópico literario del locus amoenus, es una constante en la pintura contemporánea. Una variación, que incorpora el tema del desnudo, son las escenas de baño.
Muerte

La muerte, uno de los temas universales, con el amor (son las dos caras -Eros y Tanathos- de una misma realidad: la vida); fue siempre un tema muy tratado en pintura, especialmente en la pintura religiosa cristiana (el crucificado, los martirios). La Edad Contemporánea buscó sus propios santos laicos que glorificar tras su muerte: por un lado los héroes y próceres nacionales, y por otro los antihéroes más radicales: los suicidas.
Guerra y represión

La guerra ha tenido un tratamiento muy distinto en la pintura contemporánea que en las otras épocas. Con alguna notable excepción (el Socorro de Bahía de Maíno o La rendición de Breda de Velázquez), las representaciones de batallas siempre se hicieron, a lo largo de la historia de la pintura (Mosaico de Issos, Batalla de San Romano, Batalla de Anghiari) para glorificar a la figura heroica de un rey o militar victorioso y destacar los momentos cruciales del enfrentamiento o la victoria. Sin embargo, las revoluciones contemporáneas ponen a las masas en el protagonismo de la historia; mientras que la derrota (el más habitual destino de los humildes), aunque desafortunada, cobra un rasgo de dignidad no exento de esperanza. La represión emerge como un tema heroico, que pone al que la sufre (el derrotado) y no al que la ejerce (el poderoso) en la posición del héroe. La propia guerra deja de ser enaltecida para ser criticada por la crueldad y miseria humana que origina, especialmente a partir de la serie de grabados de Goya Los desastres de la guerra. El punto de inflexión es muy evidente en las abundantes representaciones de Napoleón Bonaparte: con la dignidad de un emperador romano mientras ocupa el poder, y sometido a toda clase de sentimientos y penalidades, en las pinturas de historia posteriores. En cuanto a la pintura de batallas, que había sido un género importante desde el Renacimiento, siguió disfrutando de una gran popularidad y encargos institucionales, incluso se convirtió en una especialidad casi exclusiva de algunos pintores (pintura militar, pintura de guerra, pintura naval); aunque por lo general ha sido minusvalorada en la historiografía del arte.
El gesto en la expresión y en la pincelada

Con el término "gesto" se refiere en pintura tanto a la expresión corporal y facial de los hombres o mujeres representados, como al trazo de la pincelada, que marca como una firma la personalidad del pintor (su "estilo"), de una manera tan propia como su "paleta".
La revolución industrial, la depauperación de las masas proletarizadas y el surgimiento del movimiento obrero pusieron el mundo del trabajo y los trabajadores en el centro del interés de los pintores, como de los literatos, muchos de ellos comprometidos políticamente con la izquierda política, o en cualquier caso atentos a la llamada "cuestión social".
Trabajo y trabajadores

La revolución industrial, la depauperación de las masas proletarizadas y el surgimiento del movimiento obrero pusieron el mundo del trabajo y los trabajadores en el centro del interés de los pintores, como de los literatos, muchos de ellos comprometidos políticamente con la izquierda política, o en cualquier caso atentos a la llamada "cuestión social".
Mujeres contra ventanas

La mujer como tema de la pintura es tan antiguo como la propia pintura; pero la edad contemporánea es la época del surgimiento del feminismo, al tiempo que de la revolución, que pone a la figura de la mujer como su símbolo (Marianne). La ventana fue un recurso de perspectiva usado desde el Renacimiento. Enfrentadas ambas, son inmediatamente entendidas como una metáfora de la libertad. El tema de la mujer de espaldas contra una ventana es una innovación de Caspar David Friedrich, que también experimentó con un contraluz frente al sol de una mujer de espaldas. Se han señalado precedentes en el barroco holandés (Vermeer), en Durero y el renacimiento flamenco y toscano.
La arquitectura en la pintura

La representación de fondos arquitectónicos (arquitecturas es la denominación convencional) había sido habitual en la pintura medieval y lo siguió siendo en la de la edad moderna, pero como un marco de las escenas principales y no como el motivo central.54 Sí lo había sido en uno de los estilos pompeyanos. En la pintura contemporánea, sí que hay ejemplos, no muy generalizados, de edificios tomados como motivo central de un cuadro, del mismo modo que los paisajes naturales en la pintura de paisaje.
La pintura, tema autorreferencial

El cuadro dentro del cuadro es un tema presente en la historia de la pintura desde el Renacimiento; así como el autorretrato del pintor, especialmente en actitud de pintar algo, o incluso pintarse a sí mismo; además de los retratos de unos pintores por otros, o de grupos de pintores. Los pintores contemporáneos reinterpretan de distintas maneras esta tradición, y en algunos casos la utilizan para ejemplificar sus propuestas conceptuales, formales y estéticas, convirtiendo esas obras en verdaderos manifiestos.
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